De origen incierto, posiblemente ya explotadas en época ibérica y con toda seguridad en época medieval, las salinas estuvieron en funcionamiento hasta la década de 1960.

En el año 1297, entre las rentas del Rey Jaime II, se citan las Salinas de Ojos Negros.

Aprovechaban un manantial salino, cuyo caudal era elevado mediante una noria, desde donde mediante canalizaciones se llevaba a estanque, que permitían sus distribuciones hacia las balsas de desecación.